Campeonato del Mundo de triatlón 2017

Sin lugar a dudas nuestro objetivo principal del año, aquella competición que a principio de año marcamos en rojo. Todos los entrenamientos de verano, con el calor de Valencia y Madrid haciendo justicia respectivamente para Insu y para mí, pensando y visualizando como sería esta carrera.
Con los deberes bien hechos nos fuimos a Róterdam. Esta vez viajábamos con la expedición oficial de la selección española. Sin tener que preocuparnos por vuelos, hotel, transfer o facturación del tándem, simplemente competir. Puede parecer que esta situación sea la habitual, pero para nosotros esto ocurre únicamente en el mundial. La ventaja de viajar con el combinado nacional es que compartes mesa con los más grandes de este deporte: Gómez Noya, Mario Mola, Iván Raña, etc.
Desde el primer día nos dimos de frente con el clima centro europeo de septiembre. Mucho frío para nosotros (unos 10 grados), viento constante y lluvia. Básicamente todo lo contrario a lo que estábamos acostumbrados.
El día de la competición amaneció todavía peor, tanto fue así que incluso se valoró la posibilidad de eliminar el segmento de natación por la baja temperatura del agua. Finalmente se decidió retrasar el inicio de la prueba y que se disputara el triatlón. Con mucho frío, lluvia incesante y viento, nos preparamos para competir. Para que os hagáis una idea, la transición donde dejamos la bici estaba completamente inundada. A esto había que sumar que el circuito de ciclismo era un auténtico laberinto, unos cuatro kilómetros con más de 20 curvas por vuelta y con no más de 100m de recta. Pero bueno, estas condiciones eran para todos, así que las excusas se quedan en casa.
Durante la competición luchamos desde el inicio. Muchísimo frío nadando, sin sensación de coger agua en ningún momento y deseando salir de allí cuanto antes. Tanto fue así que abrocharse el casco fue un problema. Imposible hablar en la bici, no podíamos mover la mandíbula ninguno de los dos. El sector de bici fue supervivencia extrema. En cada giro Insu se tenía que exprimir al máximo para no caer e ir lo más rápido posible. No sabíamos muy bien en que posición estábamos, pero cuando bajamos a correr ya sabíamos que íbamos quintos pero con los sextos pegados a nosotros, literalmente.
Salimos muy fuertes a correr, teniendo en cuenta una de las particularidades de nuestra categoría: éramos dos parejas y uno de los cuatro iba a pinchar. Fueron los polacos los que en el inicio de la segunda vuelta, cuando también adelantamos a los cuartos, los que poco a se empezaron a quedar. Nos cantaron que los terceros estaban a 40 segundos. Nos vaciamos por completo, pero aquí no tuvimos tanta suerte y llegamos a meta cuartos y fuera del pódium.
Ya con perspectiva lo vemos de otra forma, pero os podemos asegurar que los minutos posteriores a la entrada a meta no los olvidaremos. Los dos sentados juntos en la zona de recuperación y completamente callados. No era necesario, ambos estábamos pensando lo mismo. El momento más delicado fue cuando miramos el móvil y vimos como toda nuestra gente nos había seguido, animado y empujado. Nos costó mucho contener la emoción.
Ya en el hotel hablamos mucho, analizamos todo como siempre, hasta el más mínimo detalle y llegamos a la misma conclusión: esto nos va a dar más fuerza para la próxima temporada.